sábado, 8 de diciembre de 2012

El Sexenio Democrático (o Revolucionario)

Caricatura sobre las distintas etapas del Sexenio Democrático publicada en la revista La Madeja Política en 1875. Se reconocen perfectamente personajes y acontecimientos que estudiaremos en el tema. Cliquea para agrandar.

Seguimos adelante en el estudio de la historia de España y, una vez más, reducimos el período que vamos a analizar: si en el pasado tema nos ocupamos de 35 años, y de 45 en el anterior, ¡ahora nos vamos a limitar a seis años! Esto mismo nos indica las trascendencia del Sexenio. Algún historiador la ha considerado una ocasión perdida: casi todas las tendencias liberales logran ponerse de acuerdo para acabar el reinado de Isabel II. Aunque con importantes logros en su haber (la construcción del estado liberal, el inicio de la recuperación económica...), se había demostrado incapaz de crear unos cauces ordenados y respetados por todos para la participación política. Con la revolución de 1868 (en esencia, otro pronunciamiento militar más) se quiere diseñar un nuevo régimen que respete la participación del conjunto de la sociedad, y de ahí que introduzca el sufragio universal masculino por primera vez en España (y uno de los primeros países en el mundo).

El consenso, sin embargo, terminará en el momento en que se ocupe el poder. Entonces recomenzarán las maniobras, las zancadillas y las luchas políticas que provocarán una enorme inestabilidad (gobierno provisional, regencia, monarquía democrática, república parlamentaria, república autoritaria...), hasta tres guerras paralelas (primera guerra de Cuba, tercera guerra carlista, sublevaciones cantonales), y el considerable hartazgo del conjunto de la sociedad, que dará la espalda a las mismas instituciones democráticas al ser consideradas mera apariencia.

El régimen del Sexenio se desmoronará por sí solo. Pero cuando finalmente caiga, lo hará del mismo modo que había comenzado: mediante un nuevo pronunciamiento militar que restablecerá el trono de los Borbones en la persona de Alfonso, el hijo de Isabel II.

Revista satírica La Flaca, 1870. España se lamenta de la conducta de los políticos (fácilmente reconocibles en las viñetas de la izquierda), mientras el país se encuentra en ruinas y la población pasa hambre.

A continuación os subo dos novelas que se ocupan de este período. Ambas fueron escritas con posterioridad a los acontecimientos que fabulan: una en 1891, la otra en 1935, y desde posiciones ideológicas y políticas totalmente contrapuestas. La primera desde un catolicismo conservador inserto en el período de la Restauración; la segunda desde un anarquismo militante en vísperas de la guerra civil.



El gobierno provisional de 1868.

Las dos actividades que se indican a continuación deberán enviarse antes de las vacaciones.

Actividad 07
Comenta el texto que se reproduce a continuación (Textos de Historia de España, pág. 63-64). En este artículo publicado en La Ilustración Española y Americana, del 10 de abril de 1870, se realiza un análisis humorístico pero crítico de la situación política, a la que se compara con una corrida de toros. Intenta identificar las metáforas y símbolos que utiliza el autor, y relacionarlas con las distintas posturas políticas. Por último, debes deducir cuál es la ideología e intención del artículo.

Corrida de toros en el Congreso
Habla un extranjero: Pues bien, mi afición a la tauromaquia ha ascendido a manía, y los maniáticos ven lo que no existe, o mejor dicho, ven su manía en todo. He aquí, sin duda alguna, explicada la causa de mi fascinación cuando tomo por redondel el hemiciclo del Congreso, por espadas, toreros y picaderos a los diputados y por bichos a las cuestiones objeto del debate.
—Haga usted la reseña de la función.
—Nada más fácil: siempre dominado por mi manía, veo tres cuadrillas con sus correspondientes diestros, sobresalientes, banderilleros, etc. Entre los unionistas me parece ver al Cuco; entre los progresistas a Desperdicios, y entre los demócratas a Lagartijo.
—¡Es chistoso!
—Para los españoles no debe serlo, pero vamos al caso. Con arreglo a mi manía, un hombre franco, simpático, como si dijéramos, Topete, ha contratado las tres cuadrillas, con la condición de no formar más que una y sacar al toreo de su decadencia. Todos ofrecen secundar sus designios y firman la escritura. “No habrá celos ni rivalidades entre nosotros, dicen, se recibirán toros como en los buenos tiempos, habrá poca pintura y capeo fino, nada de dar en hueso, y si admitimos media luna será para no ponernos en pugna con la Constitución, que al fin y al cabo admite la libertad de cultos.” Así las cosas, se contratan los bichos, y todos son de la acreditada ganadería Revolución de Setiembre.
La función empieza: el Zurdo abre el toril, y sale un toro de los más bravíos, a quien han puesto el nombre de Derechos individuales.
Los demócratas le hacen dar juego, los unionistas le capean, y el gobierno se encarga, cuando lo tiene por conveniente, de descabellar al animalito.
El segundo toro, a quien los burlones llaman Monarquía, es tan marrajo, que las tres cuadrillas se escaman, y no hay quien les saque de los burladeros. En vista de esto se encargan siempre que pueden los republicanos de ponerle banderillas, y yo no sé si al fin y al cabo lo rematarán de una baja.
El tercer toro se llama Empleos... Sus cuernos se asemejan al de la abundancia, y todos van a él, armándose a cada instante camorras entre los diestros y los muchachos, porque todos dicen que el animalito les pertenece de derecho... individual.
El cuarto, flaco como una de las siete vacas del sueño bíblico, tiene por nombre Hacienda Pública. Como le ven endeble, todos le asaltan, y huye, y se hacen precisas banderillas de fuego y perros de presa, y yo no sé si al fin y al cabo habrá necesidad de hacer uso del cachete.
El quinto toro tiene dos o tres nombres, como los príncipes: unos le llaman Presupuesto del Clero, otros Matrimonio Civil, otros, por fin, Religiones Positivas. Este toro es de empeño y sirve a las cuadrillas para deslucirse unas a otras. A lo mejor coje a los unionistas, los echa al alto, pero caen de pie. Otras veces arremete contra los progresistas; pero no pasa la cosa de una contusión más o menos, gracias a las bolas. Los demócratas hacen suertes con él, y aún no sabemos si los cojerá, porque se encunan demasiado.
Por último, el toro más marrullero es el que se llama Interinidad. Ése es el que más preocupa al concurso. Nada basta a cansarlo, ni el capeo, ni los pinchazos, ni las banderillas. Tanto asco le han tomado las cuadrillas, que nadie se atreve a coger la muleta, y me parece que ha de despacharle cualquiera de los tres espadas de reserva que ven la función.
—¿Qué espadas son esos?— preguntaron al parisiense.
—El Federal, el Restaurador, el Legitimista. De cualquier modo, añadió el francés, lo único que me prueba esta corrida diaria a que asisto es que el público tiene mucha paciencia y mucha afición a los toros.
Revista La Flaca, 1870. Aunque utiliza el mismo recurso que el artículo que hemos de comentar, no se corresponde con él (y mucho menos en la intención).
Actividad 08
Ésta es más fácil y entretenida. En el grabado que se incluye a continuación debes identificar un mínimo de ocho personajes (incluyendo los de los cuadros; uno está repetido), y explicar las razones de sus enfrentamientos. Termina con un breve comentario sobre la intencionalidad del autor.
La Flaca, 1870
Actividad voluntaria
A realizar durante las vacaciones de Navidad. Lectura de una cualquiera de las obras que se han enlazado a lo largo del curso. Realización de un breve informe (dos o tres páginas) en el que se relacionen (comparen, confronten, critiquen...) uno o varios episodios o aspectos del libro con lo que hemos estudiado. Por supuesto, no interesan resúmenes, análisis de personajes, etc. Se debe enviar antes de reanudar las clases.

No hay comentarios:

Publicar un comentario